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miércoles, 29 de marzo de 2017

Cocina con Sylvia: Hoy, Pechugas de Pollo al Curry

Me apetece compartir esta receta con todos vosotros.
Es una receta también muy sencilla y que seguramente te va a encantar porque no precisa que seas muy diestro en la cocina.
Tampoco es un plato de mucha elaboración con lo cual si vas algo ajustado de tiempo, es perfecto.
No va a suponer más de 45 minutos si te organizas bien y te das un poco de vidilla. Jajaja.
¡¡Vamos allá!!

PECHUGAS DE POLLO AL CURRY

INGREDIENTES: (3-4 personas)
- 600 gramos de filetes de pechugas de pollo
- 1/2 cebolla grande o 1 pequeña
- 3 dientes de ajo de tamaño mediano
- 150 ml de vino blanco de mesa (yo uso el de la marca Aliada de Hipercor pero podéis usar el que queráis, claro está)
- 1/2 vaso de leche
- 1/2 vaso de agua
- Aceite de oliva virgen o virgen extra
- Sal
- Perejil
- 1 sartén honda y de 24 ó 26 cm mínimo.
- 1 puñadito de arroz Basmati (opcional)

PREPARACIÓN:
- En un poco de aceite freír la cebolla y el ajo. Cuando estén casi dorados se añade un poco de perejil picadito (o perejil seco) y se le da unas cuantas vueltas hasta que la cebolla y el ajo se vean ya dorados.
- Se retira del fuego la sartén, se escurre todo bien y se mete en el vaso de la batidora. Reservar.


Hay que pochar el ajo y la cebolla hasta que coja un color dorado

- En el mismo aceite se van friendo las pechugas previamente sazonadas con la sal, sin que lleguen a dorarse.

Han de freírse las pechugas sin dorarlas demasiado para que queden jugosas

- Cuando ya estén todas fritas, quitamos de la sartén todo el aceite que haya sobrado y vertemos en ella el vino llevándolo a ebullición el tiempo suficiente para que pierda todo el alcohol.




- Retiramos del fuego y dejamos que enfríe un poco para después echarlo en el vaso de la batidora; trituramos junto con la cebolla, el ajo y el perejil que habíamos pochado primeramente.
- Echamos el vaso de agua y el de leche en la sartén y los ponemos a calentar mientras estamos triturando.
- Añadimos un puñadito de arroz.
- La mezcla que obtenemos al triturar la ponemos en la sartén con el agua y la leche. Removemos.
- Añadimos 2 o 3 cucharaditas de curry (de las de café), volvemos a remover para que todo quede bien mezclado y a continuación introducimos las pechugas. (Puedes añadir el curry que quieras pero no te olvides de hacerlo poco a poco e ir probándolo para no excederte)


Al principio la salsa está algo clara, pero irá espesando a medida que cuece

- Dejamos que cueza sin tapar a fuego medio vigilándolo de vez en cuando y removiéndolo un poco.
- Añadimos una pizca de sal si es necesario.
Como en unos 10 minutos ya tendremos una salsa espesita pero, como eso va en gustos, a medida que vayas haciendo este plato podrás ir controlando el tiempo de cocción para que quede más espesa o más ligera.
Tienes que tener en cuenta que al enfriarse coge más cuerpo, con lo cual quizás  convenga apagarla un poco antes para que el resultado final sea de tu agrado.


Pechugas de Pollo al Curry


...Y ya está. Es así de fácil, así de rico y verás que olorcito tan agradable desprende.
Estoy segura de que a grandes y pequeños les despertará el apetito y que a tus hijos sobre todo, les encantará y rebañarán el plato.

*TRUQUICONSEJOS:
- Si cortas el ajo por la mitad y a lo largo, podrás extraerle el corazón y así evitar que repita. Los niños y tú podréis comerlo sin miedo a que en el momento más inoportuno vuestro aliento os juegue una mala pasada.
El ajo es muy bueno para el corazón según dicen y a veces no nos lo comemos precisamente por miedo a pasar por estos momentos embarazosos. Si le quitas el corazón puedes estar tranquilo por que eso que tantote inquieta, no volverá a ocurrir.
- Este plato lo puedes acompañar de arroz para guarnición, patatas fritas o cualquier otra cosa que se te ocurra. Tu imaginación es libre así que piensa en alimentos que podrían combinar bien.
En este caso, yo he echado un puñadito de arroz Basmati en la sartén cuando iba a empezar a preparar la salsa de las pechugas.
A la vez que se hace la salsa se va haciendo el arroz y como es un grano que no se pasa, es ideal para estas ocasiones.
Salvo para hacer paella, desde que lo descubrí, lo uso prácticamente para todos los platos en los que cocino con arroz.
Espero que te guste.

¡¡Buen provecho!!.


© LOS COLORES DE SYLVIA
© Textos, fotos e ilustraciones ©by Sylvia M.G.D

miércoles, 8 de marzo de 2017

Día de la Mujer Trabajadora. 8 de Marzo.

"El Día Internacional de la Mujer Trabajadora, también llamado Día Internacional de la Mujer, conmemora la lucha de la mujer por su PARTICIPACIÓN, en pie de IGUALDAD con el hombre, en la sociedad y en su DESARROLLO ÍNTEGRO como persona." (Wikipedia.org)

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Mi pequeño homenaje:


Hoy es un día cualquiera.
Te levantas agotada porque no has podido descansar bien; casi apenas has podido pegar ojo.
Llevas pachucha varios días y para colmo tu hijo se ha pasado de imaginaria toda la noche con vómitos y fiebre.
Cuando te despiertan sus gritos apenas puedes despegar los párpados para abrir los ojos y por unos instantes, maldices entre sollozos en todos los idiomas del mundo clamando al cielo:
¿Por qué me tiene que pasar esto a mí, por qué...? ¡¡Con lo mal que me encuentro. Si estoy para el arrastre...!! Pero pronto te arrepientes de tus pensamientos.
Miras para un lado y ves cómo tu marido o pareja duerme tan tranquilo roncando o soñando con los angelitos.
Evidentemente y aunque lo haya oído, va a esperar a sabiendas de lo mal que te encuentras, para que seas la que vayas a solucionar el problema.

(Sí, sí. Ya sé que esto no siempre es así y que muchos de vosotros, cada vez más, no permitiríais que esto sucediese y nos dejaríais descansar ocupándoos de todo, pero permitidme que hoy por ser el día que es, le de el protagonismo a quién se lo merece. Al fin y al cabo este podría ser y seguro que es, un día normal en la vida de muchísimas mujeres).

En décimas de segundo te presentas en su habitación y le ves llorando y mirándote con esa carita que te está clamando a gritos que le consueles.
Corres a abrazarlo, a darle esa seguridad que necesita y le pides que te explique qué le pasa.
Le tocas la frente. No da tiempo a más.
Como podéis, vais corriendo al baño dejando un rastro corrosivo a vuestro paso.
Mientras, dejas a tu hijo allí (que ya se ha liberado de lo que ha comido en los últimos 6 meses por lo menos) y echas como puedes otra carrera a la cocina para coger el cubo y la fregona... ¡¡Horror. Esas sustancias corrosivas se van a comer el parquét!!
De tanto jaleo como estabais armando, "alguien" se despierta y se levanta con toda su pachorra a ver qué está pasando y sin ánimo de ayudar, se te queda en medio del pasillo con los brazos en jarra mirando lo que haces.

- Hay que cambiar las sábanas de su cama, jolín. (le dices mientras le explicas qué pasa con el ceño fruncido...) o ¿es que no lo ves?.-
Tu hijo, agotado, necesita irse a dormir y tú también. No puedes ya más.
Mientras tanto, la cama todavía no está terminada. Seguro que un caracol la habría hecho más rápido.
Decides acostarle en tu cama porque lo otro va para largo y  la criatura necesita descansar. Quieres terminar con esta pesadilla YA.

Las sábanas las ha quitado y dejado en el suelo sin ni siquiera recogerlas un poco para que no lo manchen, así que mientras termina de hacer "esa enorme cama" donde duerme tu hijo tú las llevas a la bañera para darlas un aclarado y quitarlas los residuos tóxicos y el mal olor mientras refunfuñas entre dientes.
Que le da asco tocarlas, te dice.
¡¡Nos ha fastidiado!! Y a ti te encanta ¿no?
Te entristeces.
Desde el día en que te quedaste embarazada  te diste cuenta de que ibas a estar sóla en esto y prácticamente así ha sido.

Como ha terminado la tarea que le has encomendado, se mete otra vez a dormir sin preocuparse de más; ya ha cumplido por hoy.
Pero ¡¡oh sorpresa!!.
Tu hijo viendo que la persona que se ha acostado a su lado no es la misma que se ha estado encargando de él o ella durante toda la noche, decide salir en tu busca mientras tu pareja sólo se centra en volver a conciliar el sueño.
Al final termináis durmiendo los dos juntos en una cama de 90 (con suerte) mientras hay alguien que va a dormir el resto de la noche a pierna suelta y sin preocupaciones.

En lo que te han parecido 5 o 10 minutos de sueño y no más, te suena el despertador.
Te pellizcas por si acaso todo ha sido un sueño y puedes seguir durmiendo para recuperar fuerzas pero pronto te das cuenta de que no es así.
Como puedes y haciendo equilibrismo en la cama para no despertarle, te levantas para prepararte e ir a trabajar.
Madrugas mucho y te espera un día duro pero en el fondo no te importa. Lo sientes más porque no puedes quedarte a su lado para cuidarlo. Acabas de encontrar trabajo y  tu jefe no se toma a bien que ya empieces a faltar.

Pese a lo aparatosa que ha sido la noche, sientes que ha merecido la pena. Habéis vuelto a dormir otra vez juntitos mientras te agarraba la mano y se acurrucaba en tí.
¡¡Qué lindo es!! y cuánto amor sientes al mirarle.

Es hora de despertarlo.
Te da mucha pena pero has de hacerlo antes de marcharte.
Has tenido que organizar en unos segundos con quién ibas a dejarle para que le lleve al médico y le cuide en el tiempo que tu no estás.
Tu pareja podría llamar al trabajo y cogerse el día ya que tiene facilidad para ello y no supondría demasiado problema hacerlo. Pero no lo hace. Le es más cómodo molestar a los suegros  que quedarse todo el día con su hijo y atenderle en todas sus necesidades.
-¡¡Pero si no sabe ni freír un huevo...!! Dices para ti misma intentando no frustrarte. Mejor estará con mis padres.-

Te marchas a trabajar preocupada por cómo va a pasar el día y tremendamente agotada. Si consigues escabullirte y que no te vean, llamarás a lo largo de la mañana a ver qué tal va todo.
Para colmo el tren lleva retraso y cuando llegues a tu destino vas a tener que correr si no quieres perder el autobús que para cerca de tu centro de trabajo.
Te quedas dormida en el tren y casi te pasas de parada.
Hoy, precisamente hoy, es el Día de la Mujer Trabajadora.
Suspiras esbozando una leve sonrisa y exhalas en plan jocoso.
Cuando llegues a casa llegarás para meterte en la cama pero todavía tendrás que recoger un poco la casa, hacer la cena y acostar a tu pequeño entre otras cosas.

Tu pareja llegará y se sentará en el sofá a descansar a sabiendas de todo lo que queda por hacer.
Está cansado y no tiene en consideración nunca que en tu trabajo tienes que hacer muchos esfuerzos físicos; además hoy habéis pasado una noche horrible y tú no te encontrabas bien.

Mientras acuestas a tu hijo hablaréis de qué tal ha pasado el día, de si se encuentra mejor, de cómo se lo ha pasado con los abuelos... 
Y entonces, quizás, te pida que te quedes un ratito sentada en su cama hablando o que le leas un cuento.
Quizás también preguntará qué tal ha ido tu día, si has trabajado mucho y te cogerá de la mano, te abrazará o se echará sobre tu regazo.
En ese momento te darás cuenta de la carga tan grande que llevas sobre tus espaldas, de la responsabilidad que él te ha impuesto por ser mujer, madre, esposa y mujer trabajadora fuera y dentro de casa. Si no estuvieras tú... pensarás.
Y a la vez que acaricias la cara de tu ángel mientras duerme, sentirás una rabia contenida, un grito ahogado en tu garganta y te preguntarás ¿por qué?

"Soy los pilares de tu tierra, las manos que sostienen tu mundo; la balanza, el equilibrio. 
Soy la  torre contra la que se estrellan tus vientos y tus tempestades y el calor de tu refugio cuando buscas cobijo en mí.
Doy a manos llenas y me entrego sin excusas, sin enjaular mi corazón.
Yo también NECESITO que seas mi pilar, mi torre, mi refugio...
Mi mundo.
Así lo ACORDAMOS un día.
A cambio te pido poco;  o mucho, no sé, supongo que lo mismo que tú a mí. Por eso te cuesta dármelo..."

(Fragmento del texto que forma parte de "Momentos de Soledad". Escrito © by Sylvia M.G.D)

ESTE POST VA DIRIGIDO A:

Todas esas SUPER MUJERES, trabajadoras, incansables y luchadoras, que pese a sus problemas y dificultades siempre tienen un momento para dedicarnos una caricia y una sonrisa anteponiendo sus necesidades a las nuestras.
Y a todos esos hombres que aún a día de hoy se niegan a asumir sus responsabilidades fuera y dentro del hogar y que siguen considerándonos en desigualdad de condiciones y tratándonos como seres inferiores.

Quizá ese comportamiento se deba al miedo de no querer reconocer que podríamos aplastarles si nos lo propusiéramos.

© LOS COLORES DE SYLVIA
© Textos, fotos e ilustraciones ©by Sylvia M.G.D