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jueves, 1 de noviembre de 2018

Día de Todos los Santos

Cada uno de noviembre celebramos el día de Todos los Santos.
Unos días antes, las familias van a limpiar las lápidas donde se encuentran descansando los restos de sus seres queridos y como es tradición en España, el mismo día uno, van a visitarlos y a llevarles flores para adornar sus tumbas.
Recuerdo ir todos los años al cementerio cuando era pequeña con mi madre y mis abuelos y ver cómo barrían y fregaban para que llegado el momento todo estuviese perfecto. 
Ellos tenían por costumbre hacer visitas frecuentes en el año para limpiar y recoger las flores, ya secas, que habían dejado la última vez que estuvieron allí.
Ha llovido desde entonces...
Cuando miro atrás en el tiempo recuerdo lo bonito que estaba esos días el cementerio y el olor que desprendían las flores frescas. Pasases por donde pasases todo estaba limpio y resplandeciente y ese lugar hasta entonces triste, se llenaba de vida y color.
Hoy se han sustituido las flores frescas por horribles flores de plástico que con el tiempo se empolvan, pierden color y afean tanto ese entorno.
Supongo que la vida va cambiando y cada vez vamos buscando lo que se nos antoja más cómodo aunque no así lo más bello.
Particularmente creo que es un poco hipócrita visitar ese día a los que ya hace tiempo nos dejaron y no volver hasta el año siguiente. 
¿Acaso su recuerdo no perdura siempre en nuestros corazones? ¿No se merecen que les visitemos, les llevemos flores o hablemos con ellos más de una vez al año?
¿Por qué entonces no vamos de vez en cuando a adecentar sus tumbas y seguir cuidándolos?
Bien pensado, quizás a algunos de ellos no les recordaban en vida y por eso tampoco lo hacen ahora después.
Aunque muchos creen que entrar en un cementerio es algo deprimente, yo veo la belleza allí donde ellos no la ven.
Es un sitio de quietud y paz pese a estar rodeado de muerte, un sitio lleno de esculturas bellas que pese a dejar ver con claridad que es un lugar de "descanso eterno" transmite la sensación de que allí siempre estarás bien custodiado.
Pienso constantemente en mis seres queridos, en los momentos que pasé junto a ellos y en todo el amor que me dieron.
A menudo recuerdo conversaciones, lugares a los que íbamos... y los imagino junto a mí, hablándome y sonriéndome.
A veces en la noche, cuando estoy dormida, siento que alguno de ellos me acaricia o se sienta a mi lado y eso me reconforta.
Sé que me acompañan, que están junto a mí y me siguen dando su amor aunque ya no pueda verles.
Creo en la vida eterna y para mí significa guardar en el corazón a esas personas a las que quise y me quisieron y no olvidarme nunca de ellas. 
Para que vivan eternamente debemos enseñarles fotografías a nuestros hijos, hablarles de ellos, transmitirles lo que significaron para nosotros en su día, el amor que les tuvimos y lo que aprendimos estando a su lado.
Solo así estarán siempre con nosotros.

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© LOS COLORES DE SYLVIA
© Textos, fotos e ilustraciones ©by Sylvia M.G.D